“Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.” Señor, ¿qué soy yo para capturar tu corazón e incluso merecer un solo latido de tu tierno corazón? ¿Quién soy yo para que incluso me cuides o te preocupes por mí o incluso dejes que se desperdicie un pensamiento relámpago sobre mí? ¿Cómo puede uno merecer la bendición de tu atención completa o ganar de alguna manera el privilegio de estar en tu santa presencia o incluso ser recompensado con la gracia de inhalar la fragancia bendita de tu amor o ser consumido por el anhelo y el deseo insaciables de tu corazón? ¿Por qué has puesto tu encantadora mirada sobre mí? ¿Por qué permitir que tu bella vista llena de tanta bondad y luz y tu penetrante visión llena de tanta belleza y gloria mire sobre alguien que ha sido tan desfigurado por el pecado, contaminado por la emoción, roto por el orgullo y es meramente ceniza y polvo, tierra y mugre, suelo y gravilla? ¿Cómo puede El que es más hermoso y perfectamente atemporal pasar incluso un momento fugaz en el tiempo para mirar hacia abajo desde el Cielo más alto hacia alguien como yo que es menos que un respiro, más pequeño que un grano de mugre, más insignificante en cada manera? Tu amor es maravilloso Señor. Cómo miras tan lejos, más allá de nuestros pecados y miras a los ojos y el corazón del pobre, del pecador pecaminoso. Tu amor está más allá de nuestra comprensión. Tu amor está más allá de nuestra imaginación y hasta ahora sobrepasa cualquier cosa que podamos esperar o soñar. Tu amor está más allá de las palabras y de la descripción y de la explicación, sin embargo, está tan lleno de expresión y tan fácilmente expresado y compartido y comunicado. Tu amor crea de la nada y lo llena todo. Nadie más que tú puede crear desde antes del principio. Tu amor causa que las cosas crezcan, las flores florezcan, las semillas se multipliquen, los árboles tengan fruto bueno y eterno. Dulce fruto que es el más agradable para el corazón y bálsamo sanador para el alma. Tu amor no tiene comparación, restaura lo que estaba arruinado, sana lo que estaba herido, hace que lo imposible sea posible, trasciende todas las cosas. Tu amor da vida, protege la vida, respeta la vida, muere para dar la vida eterna. Tu amor se preocupa por el pobre, el pequeño, el vulnerable, el solitario, el no amado, el extraño. Tu amor mueve montañas, mueve corazones, puede mover a nuestros enemigos. Tu amor puede resolver todo conflicto, eliminar la división, erradicar el odio, llenar cualquier vacío. Como nos amas, Señor, es tan maravilloso Señor. Tu amor es individual, particular, íntimo y solo para nosotros, sin embargo, es para que todos lo disfruten. Gracias Señor por amarme tanto. Padre Iván
Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario