Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” –  ¿Lo crees? En los tiempos de crisis, en momentos de angustia e incluso en situaciones decepcionantes, nuestra fe realmente puede ser probada.  La Frustración, La Impaciencia, El Aislamiento, La Duda lentamente se arrastran en nuestra vida diaria y la ansiedad da lugar a la inquietud, la inquietud da paso al desaliento y antes de darnos cuenta, estamos perdidos, entonces dejamos de orar, dejamos de creer.   Pero es nuestra fe, alimentada a través de la oración que puede levantarnos en momentos de oscuridad y desesperación.  La fe puede llevarnos a través de cualquier situación desafiante.  ¿Crees tú en esto? ¿Lo crees?  Yo si… Cuando me siento abrumado y las olas de duda y miedo se golpean y se estrellan sobre mí, esperando ahogarme y confundirme y nublar mi juicio, en vez de huir de Jesús corro a él.  Creo con todo mi corazón que él es el único que puede salvarme.  Él es el único que puede realmente entender mi dolor, mi gozo, mi necesidad.  O Señor mío, cuantas veces he fallado en dirigirme hacia ti, venir a ti, correr a ti en una situación difícil; dirigirme a ti en mi momento de necesidad.  Cuantas veces, mi Señor, creí que era lo suficientemente fuerte y dije, “Lo tengo bajo control” – “Estaré bien” – “Yo puedo hacer esto, no necesito a nadie.”  Que errado al pensar que no te necesito. Que tonto al pensar que puedo hacerlo todo por mí mismo. El orgullo es un veneno.  Gracias por salvarme. Gracias por salvarme cada día.  Jesús, te amo y confío en ti.  Que tu paz permanezca en nuestros corazones por siempre.  Padre  Iván