Cuando pensamos en los grandes intelectuales de la civilización occidental, nos vienen a la mente muchos nombres: Agustín, Benedicto, Alberto, Da Vinci, Galileo, etc… Pero sobre todos estos se asienta un intelecto de tal primor y genio que está en su propia categoría: Santo Tomás de Aquino. La vida de este fraile fue muy prolífica. Antes de su muerte, el sacerdote dominico produjo unas 130,000 páginas de manuscritos que comentaban una plétora de temas, desde filosofía y teología hasta justicia penal y ciencias naturales. La obra más popular de este santo se llama Summa Theologicae, un libro de texto de religión escrito para sus alumnos de la Universidad de París. Aunque reconozco con toda seguridad que la Summa Theologicae es esencial para nuestra tradición, no sugeriría que es el mejor ejemplo de las obras de Aquino. Ese título está reservado para otro volumen titulado Summa Contra Gentiles o “Libro sobre la verdad de la fe católica contra los errores de los no creyentes”. Esta es una colección de redacciones escritas por Aquino entre los años 1259 y 1265. Busca proveer una defensa de la fe católica explicando varios aspectos de las enseñanzas de la Iglesia y su lógica. La obra está clasificada en cuatro libros. Libro I trata sobre la verdad, la razón humana, el Dios monoteísta, la existencia y las características de Dios. Libro II se centra en la creación y en cómo existe el mundo físico. Libro III es profundamente antropológico y trata de la Divina Providencia y de la condición humana, de las buenas y malas acciones, del destino e intelectos humanos, y de la relación de seres creados con el Creador. Este libro resume lúcidamente las características distintivas de la cosmología cristiana, es decir, cómo los cristianos entienden el mundo. Finalmente, la singularidad del cristianismo es el tema del Libro IV. Allí, Aquino distingue el catolicismo de otras religiones monoteístas concentrándose en los misterios centrales de la fe católica, esto es, la Trinidad, la Encarnación, la Iglesia Católica y los Sacramentos. El libro es comprensible y está repleto de ideas y perspectivas sobre el cristianismo. Los libros III y IV son particularmente reveladores en que nos ayuda a ver nuestro lugar en el universo y el propósito detrás de la existencia humana. Lo que es especialmente gratificante acerca de la Summa Contra Gentiles de Aquino es que expone al lector a la racionalidad e inteligibilidad más profunda de nuestra fe católica. Como católicos, no creemos simplemente “sólo porque”… Nuestra fe no es ciega. Más bien, nuestra fe está enraizada en la razón, un conocimiento que fluye de una profunda reflexión sobre el mundo y cómo Dios lo ha encontrado en la persona de Jesucristo. Es necesario que esto se haga conocido en la sociedad moderna. Con demasiada frecuencia, la Iglesia es tratada como una institución anticuada y poco inteligente. El trabajo de Aquino demuestra que somos de hecho la institución más inteligente de la historia del mundo.