“Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios.” Oh mi Señor, que alegría nos trae esta temporada al contemplar tu gran amor y al celebrar todo lo que has hecho por la humanidad – todo lo que has hecho por mí. Mi espíritu se alegra con María porque verdaderamente el Señor ha hecho obras grandes por mí – el Señor ha hecho grandes obras por toda la humanidad. Me formaste en el vientre de mi madre y me diste vida. Me has creado y estoy maravillosamente hecho. Me has amado con un amor incomparable. Cuando estaba perdido y asustado, me salvaste. Cuando tenía miedo y estaba herido, me confortaste. Cuando estaba solo y sin amor, viniste a mí. Enviaste a tu único Hijo al mundo para encontrarme, bendecirme, sanarme, perdonarme, recrearme y hacerme nuevo. Él murió por mí porque me ama. Lo único a lo que temo ahora, lo que más me atemoriza de todo es separarme de ti nuevamente. Por favor Señor, te ruego, nunca permitas que me separe de ti. He llegado a conocer y creer que tú eres mi Señor y mi Dios; mi Roca y mi Refugio; mi Fuente y mi Ser y que me amas y que soy verdaderamente precioso a tus ojos – soy verdaderamente tu hijo amado. No hay nada más en este mundo o en este universo que puedas darme que no me hayas dado ya. Porque me has dado tu mismo Ser, tu Hijo Amado y tu Espíritu Santo. ¿Qué más necesito? ¿Qué más puede hacerme feliz? ¿Qué más puede darme vida y traerme paz a parte de ti? Por favor perfecciona tu amor, tu vida, tu regalo en mí. Ayúdame a recibirte en las profundidades más profundas de mi ser. Oh Señor, deseo recibirlo todo de ti para que tú puedas tener todo en mí. ¿Hay algo que me limite a recibirte en totalidad? ¿Hay algo que he puesto en tu camino? ¿Hay algo que no te he entregado? Tengo la sensación que hay más que puedo dar, más que puedo hacer, más amor que puedo compartir, más alabanza que puedo dar, más gratitud que puedo mostrar, más reverencia que puedo manifestar, más de mí que puedo dar por ti, más espacio en mí – más espacio para Ti. “Alégrese el corazón de los que buscan al Señor.” ¡Alabado sea Dios! ¡Aleluya! Padre Iván
Quinto Domingo de Pascua