“¿Qué vas a dejar para Cuaresma?” Esta es una pregunta familiar que escuchamos frecuentemente en esta época del año y ciertamente a través de este tiempo santo mientras nos reunimos con familiares y amigos en nuestros hogares o alrededor de espacios compartidos o mientras nos reunimos para participar en las actividades de la iglesia y los servicios de penitencia o incluso tal vez en las discusiones que pueden tomar lugar – en línea o en – el teléfono o en ciertos lugares de trabajo o incluso en lugares de comida mientras compramos y comemos. Pues, ¿lo has pensado un poco o incluso lo has considerado un poquito? Es una buena pregunta para sopesar y tal vez una pregunta que al considerarla salva vidas. ¿Qué planeas dejar y tomar este Tiempo de Cuaresma o ya has dejado algo y tomado algo? Pienso que tal vez antes de pasar algo de tiempo tomando una decisión, puede ser útil comprender la importancia y la urgencia de porqué esta temporada nos llama, nos invita y nos anima a ayunar más, a dejar más, a poner más cosas a un lado o a abstenernos de ciertas cosas o actividades; a orar más, eso es para pasar más tiempo de calidad escuchando a Dios, compartiendo más de ti con él, recibiendo más gracia de él; y darle más limosna, eso es para dar más generosamente de tus medios, para compartir más de tu recursos y para donar más de tu tiempo y habilidades con aquellos que pueden usar una ayuda extra o tal vez una mano amiga. Esta hermosa y santísima temporada nos llama a abrir nuestros corazones, ya sea que están rotos, sucios, divididos, confundidos, dolidos, solos, en duelo, sinceros, abrumados, llenos de alegría, enfermos o sanos, para que nuestra verdadera identidad, de quienes realmente somos y de quienes fuimos creados, pueda revelarse y realizarse más plenamente en Cristo quien fue enviado a amarnos, a morir por nosotros, a limpiarnos, a vestirnos, a alimentarnos y a conducirnos de vuelta a nuestro hogar verdadero, que es el corazón del Padre. Jesús vino a este mundo frio y oscurecido para reunirnos, elevarnos y traernos de vuelta al Padre, esto es para recogernos del estado de humanidad caída y alejarnos más del pecado, de Satanás y de la tentación y atraernos más al Padre a través del ayuno, de la oración y de dar limosna. Cuando estés considerando lo que planeas dejar esta Cuaresma, podría ser útil preguntarte, “¿Es esto un sacrificio real y me acercará al Padre o me alejará más de él?” Padre Iván
Primer Domingo de Cuaresma