“Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.”  Cuando escucho o veo la palabra “mandar” por lo general se destaca.  Llama mi atención y me detiene.  Porque creo que es una orden a la que debo hacer reverencia.  ¡Yo te lo ordeno!  Es una orden directa, no es voluntaria – es más que una obligación y no nos gusta eso.  Pero Jesús, nuestro Rey de reyes y Señor de señores nos manda una cosa; que nos amemos unos a otros como él nos ha amado.  Al hacerlo, estaremos siguiendo las órdenes del Rey.  Pero este rey también nos recuerda como gobierna; sirviendo, siendo esclavo, siendo un Hijo obediente y un amigo fiel.  Jesús simplemente nos pide que hagamos lo que está en nuestra naturaleza; amar.  En el Reino de Dios, el amor se encuentra en el servicio y antes que podamos servir al Rey, debemos amar y antes de poder amar, debemos saber quién es él y las cosas maravillosas que ha hecho por nosotros simplemente porque nos ama.  En la oración, he escuchado las preguntas; “¿Por qué haces lo que haces?” “¿Por qué sigues a Jesús?” Mi corazón se conmueve y dirijo mi respuesta hacia el Padre.  “Por amor.  Porque al amarme, me veo obligado a amar a los demás.  Amo a los demás porque al hacerlo experimento tu profundo amor más profundamente dentro de mí.  Parece tan simplista, pero es así de simple y de hermoso.  Continúo encontrando tanta fuerza en la Cruz de tu Hijo.”  Éste es el modelo de amor al que estamos invitados a participar.  Éste es nuestro Rey; vulnerable, abierto, disponible, obediente – amor derramado por el otro.  Entrar en el Reino es conocer y experimentar este tipo de amor y servicio de uno al otro.  Así es que Cristo conquistó mi corazón, así es que él quiere que nosotros le ayudemos a conquistar el mundo – amándonos unos a otros. “Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros.” La paz de Dios y bendiciones siempre, Padre Iván