“Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo” ¿Alguna vez te has detenido para preguntar, para pensar, para reflexionar el misterio de Dios? ¿Para sentarte verdaderamente sin distracción, sin prisa, sin preocupación y simplemente permitirte estar completamente impresionado por cuán maravilloso es Dios, su voz, su misterio, su presencia? ¿Lo has pensado, le has dado una oportunidad, incluso un momento para considerar la posibilidad de solo cuán maravilloso es Dios y permitirte estar maravillado por su genialidad su omnipotencia, su trascendencia, su gran amor por la humanidad? ¿Alguna vez te has detenido para considerar cuánto Dios te ama? Estarías maravillado ante sólo cuánto Dios te anhela, te desea, continuamente te persigue esperando que te detengas por un momento para mirar a tu alrededor, poner tu mano sobre tu corazón y fijar tu mirada y atención hacia el Cielo y decir: ¿me llamaste Señor? Aquí estoy Señor – estoy escuchando. “Dulce Padre, Padre Mas Amado, Más Fiel de todos los Padres, bendito eres. Gracias por amarnos tanto. Gracias por nunca darte por vencido con nosotros. Gracias por tu santa paciencia. Gracias por nunca dejarnos solos. Gracias por otorgarnos tu gran amor y misericordia. Gracias por darnos todo, cada oportunidad de ser verdaderamente amados, felices, libres. Padre eres maravilloso. Tu amor por nosotros es maravilloso, es un misterio que nos sorprende, que nos llena de asombro y admiración, nos conmueve y nos sana. ¿Cómo puede alguien amarnos tanto? ¿Cómo puede alguien amarnos tan incondicionalmente, tan pacientemente, de todo corazón? ¿Cómo puede alguien amarnos a pesar de nuestros fracasos, amarnos más allá de nuestros defectos, amarnos sin importarle nuestro pecado, amarnos considerando todo el dolor que alguna vez le hemos causado? ¿Cómo puede alguien amarnos tanto, incluso después de todas las veces que te hemos sido infieles, a tu alianza, a tus mandamientos, a tu Palabra, a tu Espíritu, a tu promesa? ¡Padre Más Glorioso y Clemente, eso es lo que te hace aún más maravilloso! Incluso cuando te fuimos infieles, tú permaneciste siendo fiel a nosotros. Incluso después de todo el dolor que te causamos, tú todavía te dueles por nosotros. Incluso sabiendo que puede que volvamos a pecar otra vez, todavía enviaste a tu Hijo Unigénito a morir por nosotros. Padre Más Misericordioso, incluso a pesar de todos nuestros fracasos, tú todavía reparas sus defectos. Incluso cuando no pudimos amarte o amarte perfectamente, tú nunca dejaste de amarnos, de anhelarnos, de desearnos, de perseguirnos. Padre Más Hermoso, ¿cómo no estar maravillado por tu gentileza, por tu ternura, por tu compasión, por tu amor para nosotros? Gracias Padre Celestial, por ser un Dios tan maravilloso, formidable, sobrecogedor”. Padre Iván
![](https://stmaryrockledge.org/wp-content/uploads/2019/06/0616-R.jpg)