“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.” Padre, cómo amas a tus hijos; deseamos verte – deseamos volver a ti – deseamos estar contigo.  Cuando contemplamos la belleza de la Navidad, vemos cuánto nos amas, cuánto nos deseas – cuánto deseas estar con nosotros.  Nos invitas a entrar en la Natividad, ser parte de la escena; es tan silenciosa, tan hermosa, tan apacible; habla a nuestros corazones.  Entramos en lo sagrado, nos encontramos en un lugar en el que podemos ser encontrados por ti.  Es aquí que podemos ver a nuestro Padre celestial; para ver cuánto nos amas.  En este niño, este Bendito Niño, te vemos, vemos cuan vulnerable deseas ser por nosotros; dispuesto a bajar del cielo y estar con nosotros y darnos todo; a ti mismo, tu Hijo, tu Espíritu – todo, para que podamos volver a casa contigo.  O Padre, cómo te bajas para abrazar a tus hijos, para estar con nosotros, para amarnos.  Jesús, qué inestimable es la predilección de tu amor y de tu tiempo.  Qué profundo que descendieras del cielo de todo lo que es bello, de todo lo que es perfecto, de todo lo que eres tú para entrar en nuestro quebranto, para entrar en este loco mundo, para entrar a todo lo que es desordenado.  Tú traes luz a nuestra oscuridad, vida a nuestra situación, amor a nuestras vidas.  Gracias Jesús por amarnos tanto.  Nos sentimos atraídos a María y a José porque ellos nos atraen a ti.  Ellos te contemplan Jesús en dulce adoración.  Nos unimos a María y José; silenciosamente adorando a nuestro Rey, nuestro Señor en toda tu belleza, esplendor y majestad.  Es todo tan simple, tan humilde, tan profundo… es todo para nosotros.  Tus brazos extendidos, invitándonos a acercarnos y a recibir el amor del Padre; todo el amor que él tiene por todos nosotros; por toda la humanidad – deseando nada más que estar reunido con sus hijos.  Este es el verdadero regalo de Navidad. Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo para simplemente amarnos.  Que el regalo del Padre permanezca por siempre en nuestros corazones.  Que la paz de Cristo niño esté con nosotros siempre.  Padre Iván.