San Jerónimo dijo: “La ignorancia de la Escritura es ignorancia de Cristo”. Por lo tanto, el primer y más importante libro para empezar una biblioteca católica es la Biblia. Sé que esta sugerencia puede parecer un poco redundante, pero es sorprendente cuántos católicos no tienen una Biblia o tienen Biblias incompletas a las que les faltan ciertos libros esenciales. Ahora, algunos puntos a mencionar sobre la Biblia. Primeramente, la Biblia no es un “libro” como tal, en sentido literal. En realidad, es más bien una biblioteca; una serie de libros compilados a lo largo de un período de mil años. Se compone de dos grupos principales de obras recopiladas: El Antiguo Testamento que detalla la historia del pueblo de Israel y el Nuevo Testamento que articula el desarrollo del cristianismo. Todos los libros de la Biblia empezaron como “tradiciones orales”, es decir, fueron transmitidos de generación en generación de boca en boca muchos años antes de ser registrados en forma escrita. El libro más antiguo del Antiguo Testamento fue escrito alrededor del año 745 a.C. y el último libro del Nuevo Testamento fue escrito aproximadamente en el año 90 d.C. Por lo tanto, las Escrituras representan unos 800 años de reflexión teológica, aunque sabemos que las historias y enseñanzas de la Biblia son mucho más antiguas, comenzando con el pacto de Abraham aproximadamente en el año 2300 a.C. La Biblia como la conocemos hoy fue aprobada por la Iglesia Católica en el año 405 d.C. bajo el papado del Papa Inocencio I, aunque en realidad, los libros sugeridos por Inocencio ya habían sido ampliamente aceptados en el Occidente desde el año 397 d.C. cuando San Agustín presidió el Concilio de Cartago. La Iglesia definió la Biblia como 73 libros inspirados por Dios, o sea, 46 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento. Esto fue aceptado universalmente tanto en la Iglesia Católica Occidental como en la Oriental a fines del siglo V y permanecería así hasta el surgimiento de la herejía protestante en el siglo XV. Lamentablemente, Martín Lutero eliminó siete libros del Antiguo Testamento que él consideraba “no equivalentes a las Escrituras”, apodándolos libros “Apócrifos”. Hasta hoy, a las Biblias Protestantes todavía les faltan estos siete libros, y así llevan contando en su canon 66 libros, en vez de los 73 libros completos. Muchos católicos no tienen conocimiento de esta importante diferencia. Por eso es esencial no sólo que cada católico posee una Biblia, sino también que posee una edición correcta de la Biblia, es decir, la Biblia New American, la Biblia Nueva Jerusalén o la Biblia de Douay-Rheims. Finalmente, la Biblia es la obra principal de la Iglesia. Es una de sus más apreciadas joyas espirituales, un tesoro que ha resguardado por más de un milenio. La Biblia es una obra católica, fruto de la contemplación de la Iglesia sobre la salvación de Jesucristo. Esta es la principal razón por la que debería ser la perla más preciada de cualquier biblioteca católica.