Se abrió el cielo y resonó la voz del Padre, que decía: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo.” Oh Sagrado Corazón de Jesús, cuanto anhelo simplemente descansar en ti. Para entrar en tu santidad y simplemente descansar en ti –  estar quieto – estar callado – ser yo – simplemente estar contigo mi amado Salvador.  Como anhelo y deseo esconderme en tus llagas sagradas y unirme a tu sagrado amor.  Estar en tu amor, ser amado por ti, simplemente estar en tu sagrado silencio, en tu sagrada paz, en tu santidad, simplemente estar contigo mi amado Salvador.  Oh Sagrado Corazón de Jesús, ardiendo con tanto amor por mí, por favor escóndeme en tu sagrado amor; permíteme descansar en ti.  Dulce discípulo amado de Jesús, amado del Señor, pienso en ti apoyado en el corazón de nuestro Salvador.  Te contemplo al poner tu cabeza sobre el corazón del Señor.  Una paz tan increíble, un regalo tan increíble.  ¿Qué le puede haber dicho a tu corazón?  ¿Qué dulzura escucharon tus oídos mientras el ritmo de tu corazón estaba unido a su corazón?  ¿Le escuchaste gritar, ʺeres mi amadoʺ?  ¿Escuchaste al Señor decir cuánto te ama?  Contemplo lo que este momento debió ser para ti.  Contemplo ser tu mientras me apoyo y pongo mi cabeza sobre el corazón de Cristo – que amoroso regalo.  Puedo escuchar la voz del Señor decirme, ʺno te preocupes por una sola cosa, simplemente descansa, descansa pacifícame en tu Señor.  Pues eres amado, simplemente permítete ser amado.  Escucha mi corazón puesto que las palabras no son necesarias.  Eres mi amado, te amo mucho.  Un día realmente entenderás la profundidad de mi amor por ti.  He enviado al Espíritu Santo para inflamar tu corazón con mi amor y he consagrado tu corazón a mi corazón para que nuestros corazones estén unidos siempre y nuestro amor nunca se separará.  Tu eres mi amado y te amo mucho.  Estaré contigo siempre.  Puedes contar con eso.  Puedes confiar en mí.ʺ Que el amor de Cristo permanezca siempre en nuestros corazones.  Padre Iván