¿Qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos y afanes bajo el sol? De día dolores, penas y fatigas; de noche no descansa. ¿No es también eso vana ilusión?” ¿Por qué no podemos escuchar a Jesús? ¿No es eso lo que nuestro Padre Celestial simplemente nos está pidiendo que hagamos? ¿No dijo:  “Este es mi Amado Hijo, escúchenlo”? ¿No nos dijo nuestra dulce Amada Madre hagan lo que Jesús nos pida que hagamos? ¿No dijo el Señor, que él era el Buen Pastor y que sus ovejas oyen su voz y lo siguen? Y “si escuchan hoy su voz, no endurezcan el corazón?” ¿Por qué no escuchamos a Dios? ¿Por qué no escuchamos a Jesús? ¿Por qué no escuchamos al Espíritu Santo? ¿Por qué no escuchamos a nuestra Madre María? ¿Por qué no obedecemos a nuestros padres? Jesús nos llama a una libertad radical. Libres del pecado, libres del estrés, libres de la inquietud, libres de la angustia, libres para simplemente ser amados por Dios. Escuchar a Dios y obedecer su Palabra es libertad, es lo correcto,la única manera para vivir libremente en paz. ¿No quieres ser libre? ¿Es la libertad una posibilidad para ti? ¿Estás viviendo en la libertad de los hijos de Dios o estás viviendo como un esclavo de la duda, del desaliento, del miedo? ¿Estás preocupado por lo que él piensa o inquieto sobre qué dirá ella o con miedo sobre lo que ellos harán si tu dices algo incorrecto, cometes un error o ellos supieron que no sabías la respuesta? ¿Te inquietas por hoy, inquieto sobre ayer, con miedo sobre mañana todos los días de tu vida? San Pablo nos da ánimo al decir: “No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios”. En otras palabras, ¿por qué inquietarse? Reconoce tu preocupación en la oración, cuéntaselo a Dios y pide la fortaleza, la confianza, la gracia para estar libre de angustia. San Pedro también nos ofrece su sabiduría diciendo: “Descarguen en [Dios] todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. Nuevamente, no te inquietes por eso, simplemente dáselo a Dios y confía que él se encarga. Finalmente, Jesús nos da las palabras que hablan directamente al corazón y que nos hablan directamente cuando te dice, “¿Y por qué se inquietan por el vestido?” “¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?” Él dice, “No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.” Entonces no te preocupes, se libre – escucha a Jesús. Padre Iván