What can help us live?
In these times of change and confusion of our lives it can be difficult to adjust to the many changes and the different situations we are living in. We must ask: What can help us live the Christian life today? Is it still possible to live the Christian life with out going to sacraments often, without leaving our house often? To answer this, we must take seriously our experiences. As I ask myself this question, I notice two things that help me. These are community, solitude.
The first is community. Jesus says to Peter: ”but I have prayed that your own faith may not fail; and once you have turned back, you must strengthen your brothers.”[1] Jesus Recognizes the need for Peter to be tried and then to strengthen others as they go through the same trials. Once reconciled Peter has even stronger faith and shares it with others. Our community supports us in moments of trial and failure, then we support others when we are strong. To do this during the pandemic requires us reaching out and being honest with those we consider our community.
The second is solitude. This may seem contradictory to
community, but its not. Solitude allows us to be at peace with our self. Spending time intentionally in silence is
helpful to see the depths of ourselves and realize what is affecting us. If we
are confined in close quarters with our family, they may be pushing our buttons
and we don’t realize it. Spending time in silence can help us not be
reactionary. In the Sermon on the Mount Christ says, “But when you pray,
go to your inner room, close the door, and pray to your Father in secret. And
your Father who sees in secret will repay you.”[2] Time
in solitude is precious time to pray in secret to the Father, and trust that he
hears us. Receiving from the Father strengthens us to live in any situation,
even a pandemic. Time alone on our screens doesn’t count as true solitude, it
should be time in prayer to the Father. We have plenty of time now, I know I
need to use it wisely.
[1] New American Bible, Revised Edition. (Washington, DC: The United States Conference of Catholic Bishops, 2011), Lk 22:32.
[2] New American Bible, Revised Edition. (Washington, DC: The United States Conference of Catholic Bishops, 2011), Mt 6:6.
¿Qué nos puede ayudar a vivir?
En estos tiempos de cambio y confusión de nuestras vidas, puede ser difícil ajustarse a los muchos cambios y a las situaciones diferentes en las que estamos viviendo. Debemos preguntar: ¿Qué puede ayudarnos vivir a la vida Cristiana hoy? ¿Es posible todavía vivir la vida Cristiana sin acudir a los sacramentos frecuentemente, sin salir de nuestras casas frecuentemente? Para responder a esto, debemos tomar seriamente nuestras experiencias. Mientras me hago esta pregunta, noto dos cosas que me ayudan. Estas son la comunidad y la soledad.
La primera es la comunidad. Jesús le dice a Pedro: “pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.” Jesús reconoce la necesidad de Pedro de ser puesto a prueba y luego de fortalecer a otros mientras pasan por las mismas pruebas. Una vez reconciliado, Pedro tiene una fe aún más fuerte y la comparte con otros. Nuestra comunidad nos apoya en momentos de prueba y fracaso, luego nosotros apoyamos a otros cuando estamos fuertes. Hacer esto durante la pandemia requiere que nos comuniquemos y seamos honestos con aquellos que consideramos nuestra comunidad.
La segunda es la soledad. Esto puede que parezca contradictorio, pero no lo es. La soledad nos permite estar en paz con nosotros mismos. Pasar tiempo intencionalmente en silencio es útil para ver las profundidades de nosotros mismos y darnos cuenta de qué es lo que nos está afectando. Si estamos confinados en espacios cerrados con nuestra familia, puede que estén sacándonos de quicio y no nos demos cuenta. Pasar tiempo en silencio puede ayudarnos a no ser reaccionarios. En el Sermón en la Montaña Cristo dice: “en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” El tiempo en soledad es un tiempo precioso para orar en secreto con el Padre, y confiar que él nos escucha. Recibir del Padre nos fortalece para vivir en cualquier situación, incluso una pandemia. El tiempo a solas con nuestras pantallas no cuenta como verdadera soledad, debe ser tiempo de oración al Padre. Tenemos suficiente tiempo ahora, sé que necesito usarlo sabiamente.