La semana pasada conocimos los primeros años de la vida de Santo Tomás. En este artículo nos enfocamos en su carrera intelectual y en las valiosas contribuciones que hizo a la civilización occidental. Para apreciar la mente de Tomás, sin embargo, primero debemos apreciar la mente que la formó, es decir, San Alberto Magno. Cuando Tomás llegó a la Universidad de París en 1245, la mayoría de sus compañeros lo consideraban poco inteligente. Nunca respondía a las preguntas en clase y muy raramente participaba en discusiones en grupo, prefiriendo estudiar en privado. Además de eso, tenía una figura corpulenta y ancha. Por estas razones, se ganó el apodo de “El Gran Buey Tonto”. Pero San Alberto no fue engañado. Vio en este alumno reservado el potencial de un genio. Un día, cuando otros estudiantes se burlaban de Tomás como “El Gran Buey Tonto”, San Alberto famosamente les reprendió diciendo: “Tened cuidado… porque cuando este Buey ruja, todo el mundo lo oirá”. Esta exhortación fue profética. En los próximos 29 años, Tomás escribiría más de 100,000 páginas de documentos. Había completado siete libros antes de los 30 años y, al final de su vida, había escrito 20 obras importantes, 16 de las cuales eran compuestas por conjuntos de varios volúmenes que equivalían a más de 100 libros. Normalmente escribía de cinco a siete libros a la vez, uno de los cuales lo hacía con su propia mano mientras dictaba verbalmente los otros a los escribas que escribían cada una de sus palabras. La serie más famosa escrita por Santo Tomás de Aquino es su Summa Theologica, un resumen de toda la teología de la Iglesia Católica. En esta obra en varios volúmenes, Tomás aborda todas las cuestiones imaginables con más de 3,000 artículos y 10,000 respuestas a una serie de temas que van desde la existencia de Dios hasta las enseñanzas de la Iglesia sobre la justicia social. Lo más singular de esta obra maestra de la literatura y la ciencia mundial no es sólo la amplitud de su estudio, sino también su estructura. Está escrito en un formato de “pregunta y respuesta”. Tomás plantea primero la pregunta con su objeción dando plena credibilidad a los puntos de vista que se oponen a la Iglesia Católica. Luego, responde a estas objeciones una por una. Al final, las críticas de Tomás a la Iglesia son mucho más elocuentes e inteligentes que los argumentos inventados por los ateos modernos y sus respuestas son aún mejores. No es exageración decir que Santo Tomás de Aquino es uno de los más grandes genios de la historia. Además, es un santo católico. Afirmo que ciertamente existe una conexión entre estos dos hechos.
Santo Tomás de Aquino – Parte 2