“Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo.” La Cruz sigue siendo para nosotros el acto definitivo del amor de Dios en que él expresa incondicionalmente su amor por toda la humanidad. La Cruz simboliza a Dios permitiéndose a sí mismo en Jesús, ser maldecido y totalmente humillado en aras de salvarnos. Dios prueba su amor hasta el punto de la muerte en una Cruz. Jesús nos diría que no hay amor más grande que este. ¿Cómo te hace sentir la Cruz? ¿Qué ves cuando miras la Cruz? ¿Ves a Jesús muriendo por que él escogió no revelar que eres tú, no él, quién es culpable de blasfemia? Jesús abraza la Cruz por amor a los pobres pecadores. Cuando le entregan la Cruz, la abraza, la besa y gentilmente lleva la Cruz para reparar y expiar por nuestros pecados y para pagar precio de nuestra pecaminosidad. Y él nunca se queja. Él permanece en silencio sin decirle a nadie lo culpable que somos. ¿Qué pasaría si te piden que tomes el lugar de Simón? ¿Cómo responderías? ¿Tratarías de encontrar una excusa o te alejarías? ¿Mirarías a Jesús con desdén como lo hizo Simón? Él estaba preocupado por sí mismo queriendo que todo el mundo supiera que a diferencia de Jesús, él era inocente de cualquier crimen, que no era un criminal. Simón tiene que ser forzado para ayudar a Jesús. ¿Tienes que ser forzado para ayudar a Jesús? Mientras Simón ayuda a llevar la Cruz, se encuentra con un Dios que lo ama. Una mirada a los ojos de Jesús y Simón ve humildad, inocencia, vulnerabilidad, amor, paciencia, paz. Simón solloza porque se da cuenta de la verdad sobre quién es Jesús. No es un criminal. Él es inocente. Él es el Mesías quien se ha permitido ser lastimado, golpeado y quebrantado para la salvación de las almas. Para la salvación del alma de Simón. Simón entiende que es un pobre pecador necesitado de redención. Él es un pobre pecador necesitado de su cruz. Él entiende que no está ayudando a llevar la cruz de Jesús pero que es Jesús quien lo está ayudando a él a llevar su cruz. ¿Qué vez cuando contemplas la Cruz? ¿Puedes ver a Dios derramando todo su amor hasta que duela? ¿Puedes ver a Dios dando todo hasta que ya no le puede doler más? ¿Entiendes que nadie te ama más que esto o que jamás te amarán más que esto? Mientras Jesús carga la Cruz, es decir, mientras Jesús carga tu cruz, te está amando en cada paso, en cada caída, hasta el punto de muerte: muerte en cruz. Padre Iván
Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario