“Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso el que es fiel sus enseñanzas y lo busca de todo corazón.” Frecuentemente pienso que Dios me mira y posa su mirada en mi corazón.  ¿Qué ve él?  ¿Le complace?  ¿Qué necesita cambiar?  Cuán vulnerable somos cuando Dios fija su mirada sobre nuestros corazones.  Sin lugar para esconderse, nada oculto, todo está expuesto.  Nos volvemos tan vulnerables, tan desnudos.  Sin máscaras, sin cubierta – sólo tú, soló tu corazón, solo la mirada de Dios.  Las escrituras nos inspiran a considerar y a contemplar como el Señor mira con ternura quienes son pobres.  Cuán pobres nos volvemos cuando nada queda excepto Dios y tú.  Oh Señor, muéstrame mi pobreza.  Por favor muéstrame la oscuridad de mi corazón, el error de mis caminos, las cosas que necesitan sanación, las cosas que necesitan amor, las cosas que me ciegan.  Oh Señor, por favor muéstrame cuan pobre y necesitado soy, cuán mundano puedo ser a veces.  Por favor descubre las cosas que bloquean el cielo de acoplarse completamente en mi corazón y por favor recobra la paz que alegremente trajiste a mi mente y a mi alma.  Muéstrame las cosas que me impiden de recibir tu amor plenamente, las cosas que me impiden compartir más plenamente mi amor y mi vida contigo “porque os amo sobre todas las cosas”.  Oh Señor, muéstrame mi pobreza entonces en tu gran amor y misericordia ayúdame a ofrecerla a ti, a traerla a tu santa presencia, a compartirla en tu sagrado silencio y a unirla a tu santo sacrificio de la Misa.  Ayúdame a entregarlo todo a ti Señor.  Ayúdame a ser pobre, a darme cuenta cuan dependiente soy en ti para todo y que sin ti no soy nada – yo no puedo lograr nada sin tu gracia.  Oh Señor, mi deseo es ser despojado de mi orgullo, de mi ego, de mi egoísmo – tómalo todo para que pueda recibir tu amor plenamente, tu sanación, tu gracia.  Señor muéstrame mi pobreza porque ciertamente “el Señor escucha el clamor de los pobres”.  “Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno desdichas”.  Madre María, Madre de los pobres, por favor ruega por nosotros pobres pecadores, pobres hijos de Dios para que podamos ser pobres de espíritu y ricos en el amor de Dios. Padre Iván